Mi amiga Lucía lleva cuatro años con el novio. No conocemos a Edu porque vive en Barcelona, donde ella ha ido a la uni, y por el momento tienen una relación a distancia, aunque ella va a volver a Bcn a hacer el máster. Volvió a Up North por trabajo, durante el curso y aquí estaba sola. Sola, solita, sola.
Y un día apareció Jon. No era ni especialmente guapo, ni alto, ni atractivo, pero Jon estaba en Up North y Edu no. Gran diferencia donde las haya. Y Lucía ya no tiene quince años, ya no es ponerle los cuernos a un rollete, ya no es una chorrada de una noche y cuatro besos. Ahora empieza a ser algo que plantearse. Y no se lo puede decir a nadie. Porque la gente juzga, Dios cómo le gusta a la gente juzgar. Y llega un momento en el que las parejas comienzan a ser amigos de ambos, no sólo de él o de ella. Si se lo cuenta a alguien, ¿quién puede asegurarle 100% que no acabará la información en manos de Edu? No. Lucía quiere a Edu, quiere tanto a Edu que sabe que es el hombre de su vida, que se casará con él y tendrán sus tres hijos y vivirán en Londres o en Nueva York. ¿Si siempre le han dicho que el amor dura para siempre, qué está pasando? ¿Y si quiere a Edu por qué necesita estar con Jon? Nadie contesta esas preguntas y Edu no está y el cuerpo tiene hambre.
Por desgracia, aunque el cuerpo tenga hambre, el cuerpo se sacia fácil. Al cuerpo le puedes dar sexo con quien sea, y se verá tranquilizado, pero Jon empieza a ser un capricho. Alguien a quien ansía ver cuando gira la esquina de la calle. No es sólo lo que el cuerpo quiere, se ha vuelto exigente. ¿O no? Lucía se empieza a volver loca porque no lo puede comentar con nadie, no puede sopesar los pros y los contras ella sola en su habitación en casa de sus padres en voz alta. Necesita consejeras. Pero no hay nadie. Porque tiene miedo de abrir la boca.
Así que Jon cae. Y ella cae, o ambos se rinden. A Edu no le dice nada, de hecho cuando hablan por teléfono está más mimosa que habitualmente. Pero se acuesta con Jon. ¿O sale con él? Van al cine, pasean juntos, duermen juntos… Nadie en los alrededores de Up North conoce a Edu. Edu vive en la lejana Barcelona.
Y un día quedamos para comer, Lucía, Janire y yo. Janire y yo no frecuentamos los mismos lugares que frecuenta Lucía. Ni la misma gente. Y desde luego no conocemos a Jon por lo tanto somos bastante imparciales. Comienza a contarnos la historia cronológicamente, con huecos, modificándola. Intentando mentirnos. Nos plantea que le gusta Jon, de hecho no nos quiere decir ni su nombre para que no le busquemos en Facebook, yo le pido por favor que le ponga nombre ficticio: elijo Jon. Rápidamente le pillo en la mentira y admite que sí, que se han acostado. Y entonces vomita toda la verdad.
Con Edu la monotonía es tan aburrida… y Jon es nuevo. Es el juguete que lleva un tiempo deseando. Pero Jon es celoso, es muy casero, no quiere viajar, ni vivir un año fuera de Up North. Jon es muy cómodo y quiere quedarse así. Pero Edu no es lo que era, y por mucho que sea el hombre de su vida, Lucía por lo que nos cuenta, entendemos que prefiere a Edu que a Jon. Pero que no tiene intención de dejar a Jon.
Hablamos durante más de tres horas del mismo tema. Y yo pensé en lo mal que lo tendría que estar pasando la pobre. Sin lengua para hablar y contárselo a alguien. Jon sólo podía ser su fantasía, y luego un romance, y luego el amante… y luego la realidad que tuvo que confesar para pedir opinión.
Y me pregunto qué haría yo en su situación, a quién podría acudir, dónde tendría que esconderme. Y sobre todo cuánto tiempo tardaría en volverme loca y vomitar la verdad…