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Histoires de Belle en Vert

Histoires de Belle en Vert

Archivos mensuales: noviembre 2012

En la biblioteca

28 Miércoles Nov 2012

Posted by Belle in sexo

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No sé qué tiene la biblioteca que me parece enfermizo lo cachonda que acabo siempre. Puede que no sea la biblioteca, sino las pocas ganas que tengo de pasarme unas tres semanas estudiando como una cerda con el culo pegado a la silla, la cabeza gacha y las manos jugueteando con un lápiz.

La primera vez que ocurrió estaba, obviamente, en primero de carrera. Recuerdo que ciertos días estaba allí Carlos Salazar. En ciertas ocasiones hablábamos un poco, pero generalmente nos saludábamos y él seguía con sus números y yo con mis letras. Por extraño que parezca, y por mucho que Carlos Salazar fuera la presa fácil, cuando entraba en biblioteca, él estaba a su rollo y me interesara que así fuera, porque la carne fresca, es la carne fresca.

Había un chico, uno de los mayores que ya estaría en tercero o cuarto de carrera, que también estudiaba en la biblioteca. Relativamente bajito, mono, castaño claro y algo pijito. Si estudias en la biblioteca de Up North raro es el chico que no sea algo pijo. Así que ahí estaba. Entraba a la hora que le daba la gana y hacía otro tanto a la hora de la salida. Pensé que estudiaría LADE o Economía, generalmente la gente que estudia esas carreras, por alguna razón que no comprendo, hacen un poco lo que les da la gana con su horario y sus estudios.

Total, que el tipo en cuestión hacía muchísimas saliditas al baño, a fumarse un cigarro, a tomarse un café al bar de abajo y a dar una vuelta. Salía con el móvil en la mano, hablando bajito. Cada vez que pasaba a mi lado, intentaba olerle, y su colonia… joder. El economista era mono, normal pero esa colonia me volvía loca. Me daban ganas de arrancarle la ropa.

Me pregunté si tendría novia. Pero nunca le veía entrar con ninguna chica, aunque éso no tenía nada que ver. Le podría haber preguntado a Carlos Salazar que no habría tenido ningún problema con decírmelo, pero me daba vergüenza que se lo contara. 18 años, qué queréis. (Qué mentira, tengo 23 y seguro que ahora mismo tampoco lo preguntaría).

Un martes, no sé por qué razón lo recuerdo, pero fue un martes, el economista salió con la cartera en la mano. Y salió solo. Y yo pensé en follármelo en el baño. ¿Qué era lo peor que podría pasar? Si me decía que no, simplemente dejaría de mirarle cuando entraba y haría como que no existía. Y si me decía que sí, tenía todas las de ganar y relajarme de una puta vez para poder estudiar sin estar cachonda perdida todo el rato. Así que cuando cerró la puerta de la biblioteca para ir a la máquina a por un café, cogí y le seguí.

El baño estaba justo enfrente de la máquina de cafés, así que cerré la puerta y joder, estaba nerviosísima, todavía podía ir al baño y disimular. ¿Pero entonces qué? Cachonda para nada. Cachonda para todos. Me puse a su lado y miré cómo su café se iba sirviendo. Me miró. Sonreí. Sonrió de lado. Nunca le había visto sonreír. Dios, aquella sonrisa me puso. No sé de dónde saqué la fuerza pero me puse entre él y la máquina y le entré. Sin mirar atrás.

Y me siguió, joder si me siguió. Al principio sólo fue un beso, pero me acerqué más a él y comenzó a frotarse contra mí, así que acabamos en el baño. Nos íbamos chocando contra las paredes del estrecho cubículo. Me pareció totalmente surrealista, pero llegados a este punto pensé en lo que agradecía haber salido del baño y haberle seguido. Olía tan bien, olía tan bien que comencé a morderle el cuello. Me levantó la camiseta y me desabrochó el sujetador, se bajó los pantalones y se los dejó hasta las rodillas. Yo me quité una pierna del pantalón para tener más movilidad. Pensaba que iba a explotar.

Al salir, él metió dinero en la máquina para otro café. Yo me bebí medio litro de agua.

– No me has dicho cómo te llamas.

– Ya.

Se me quedó mirando, molesto. Yo me estaba mirando al espejo del cuarto de baño con la puerta abierta.

– Belle.

– Belle.

Cogió su café, yo salí del baño.

– Espera, espera, espera…  ¿no me jodas que eres la Belle de Carlos Salazar…?

EN FIN.

Me salieron unos exámenes buenísimos, por si a alguien le interesa.

Artículo sobre el porno

21 Miércoles Nov 2012

Posted by Belle in historia, mujeres, porno, sexo

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Anoche, por casualidad encontré este artículo, me ha parecido interesante copiarlo aquí para que lo leáis, me ha dado mucho que pensar, a ver qué opináis vosotras.

“Vuelvo de mis vacaciones de mes y medio en el sudeste asiático, bronceada, con los chakras abiertos de par en par y con plena conciencia de mi condición de turista occidental privilegiada, para encontrarme en mi inbox con una proposición que me sorprende: escribir un artículo sobre la pornografía en Occidente. Me sorprende que todavía interese reflexionar sobre la pornografía.

En una de las cabañas de playas lejanas donde tuve el placer de pernoctar en mi viaje, concretamente en Nagari Sungai Pinang, me encontré con un libro que amablemente había dejado el occidental turista que me precedía. Un libro al que se ha calificado como porno para mamás, best seller porno y demás porno chorradas. Se llama 50 sombras de Grey. Me lo leí en dos tardes y ofrecí el ejemplar para la hoguera en la playa del último día. Si se califica un libro como 50 sombras de Grey como pornografía en un medio periodístico, el porno ya no tiene sentido. Me explico. 50 Sombras de Grey no es pornografía, es una novelita rosa de pésima calidad literaria. Y punto. Pero hoy en día está de moda llamar a cualquier cosa pornografía. Publicar un titular en el periódico con la palabra “porno” en la sección de cultura funciona. Ensayos sobre la experiencia pornográfica ganan premios nacionales. Los centros de arte acogen muestras sobre la relación entre arte y pornografía. La pornografía ya es cultura popular. Las tesis doctorales sobre pornografía se suceden. La pornografía ya no asusta a nadie. Las feministas hacen porno. Tu abuela hace porno.

Hubo un tiempo en el que el feminismo se rebeló contra la pornografía. Se decía que generaba violencia contra la mujer. Que era sexista y machista y que representaba a las mujeres como objetos sexuales. Ojalá. Ojalá la culpa fuera del porno y erradicándolo acabáramos con una sociedad sexista. Sería tan sencillo.

El feminismo adoptó el lema punk de “hazlo tú mismo”. Decidió que si no te gusta el porno que ves, ábrete de piernas y haz tu propio porno. Feminismo pro-sex, movimiento postporno, pornografía feminista, porno hecho por mujeres. Las políticas feministas más radicales y los posicionamientos anticapitalistas empezaron a producir material sexualmente explícito que ha tenido una gran aceptación en el mundo del arte y la cultura. Y entonces la industria del porno se inventó el porno para mujeres, que viene a ser algo similar a la literatura para mujeres, es decir, un sinsentido. Material pornográfico en el que se vende una sexualidad femenina estereotipada y ridícula, una sexualidad en la que la iluminación es suave y ellas llevan ropa de marca.

Afortunadamente también hay buen porno dentro del mainstream. Como dice Lydia Lunch en el documental Mutantes. Feminismo porno punk de Virginie Despentes, si vas a una tienda de música y escoges cualquier cosa al azar, probablemente sea una mierda. Con el porno pasa lo mismo, hay que conocer y saber elegir. Porque la pornografía es un reflejo de nuestra sociedad sexuada. Todas nuestras miserias se ven reflejadas en ella. Vivimos en un mundo en el que la violencia contra la mujer es asumida como parte de nuestro día a día. Esto es Occidente. Y no hay nada mejor ahí fuera. Por eso me sorprendo cuando descubro sociedades como los Mosuo, una sociedad matriarcal que cuenta 56.000 personas y que se encuentra entre las provincias de Yunnan y Sichuan, en el sudoeste de China.

En la sociedad Mosuo, a las mujeres se les construye un cuarto propio cuando cumplen los 13 o 14 años. Ese cuarto tendrá una puerta al interior de la casa y otra al exterior. Durante la noche, ella puede invitar a quien quiera a compartir su lecho. La única condición es que su amante se vaya al alba. Puede tener el mismo amante durante años o puede cambiar cada noche. Se considera que esta es su intimidad. Los hijos que pudiera concebir durante su vida serán criados en la casa familiar. No existe el matrimonio. No existe la paternidad tal y como la conocemos. Los hombres ejercen de padres de los hijos de sus hermanas. La paternidad biológica no es relevante. La palabra utilizada para denominar al padre y al tío es la misma.

Lo que me llama la atención poderosamente de este tipo de organización social es la libertad sexual de las mujeres y la libertad sexual de la sociedad en general. Es fácil darse cuenta de la utilidad primaria del matrimonio en Occidente: el control de la sexualidad de la mujer. El hombre puede saber con seguridad quiénes son sus hijos biológicos y así legarles su patrimonio. Y es un sistema relativamente reciente. Surgió con la agricultura, la  ganadería y, por supuesto, la propiedad privada. Hace apenas unos 10.000 años.

Yo creo que tener un hijo de padre desconocido supone la acción esencial feminista hoy en día. O más bien la acción esencial feminista sería la paternidad múltiple. Sentir como propios y cuidar de todos los niños de nuestra comunidad. Ejercer de padres en plural.

Es fundamental que tengamos en cuenta la conexión entre capitalismo salvaje y control de la sexualidad de la mujer. Esta crisis económica en la que nos vemos sumergidos es una consecuencia lógica de un sistema que ha primado la avaricia y el poder sobre la sexualidad placentera y el bienestar de las criaturas. Como dicen Christopher Ryan y Cacilda Jethá en su libro En el principio era el sexo (publicado por Paidós recientemente), es nuestra condición fuertemente sexuada lo que nos hace humanos. El resto de los animales, o la gran mayoría, follan cuando están en celo, con fines reproductivos. Y cuanto más abundante y múltiple es la vida sexual de una especie, más armoniosa y pacífica es su convivencia. Se nos ha vendido el matrimonio y la monogamia sexual como nuestro estado natural, cuando es el estado natural del capitalismo.

La brillante teórica española Casilda Rodrigáñez va más allá, señalando como problema fundamental la represión del deseo materno y el estado de sumisión inconsciente al que nos lleva. El embarazo, el parto y la crianza son estadios sexuales de la mujer. Hay mujeres que viven partos orgásmicos, sí, que se corren al parir. Mientras el resto de nosotras se retuerce de dolor. Aquí hay algo que no funciona. Que no tiene sentido. Aquí hay algo por lo que merece la pena luchar.

Vayamos a la raíz del asunto, que no es tan difícil. Mientras nos aporrean en Neptuno y donde haga falta, somos capaces de reconocer la violencia del estado y no lo somos tanto para identificar la violencia que se ejerce hacia la mujer y consecuentemente hacia nuestra sociedad. Vengo de Sumatra, en Indonesia. He conocido una sociedad matriarcal de unos cuatro millones de habitantes, los Minangkabau, en la que la violencia hacia la mujer es sencillamente inadmisible. Me daba vergüenza hablar de la realidad de mi país. En mi país a las mujeres las pegan y las violan. Las mujeres y sus hijos son asesinadas por sus parejas. Bienvenido a Occidente.

A mí no me preocupa que la pornografía mainstream sea sexista. Me parece lógico. Tenemos el porno que nos merecemos. Antes yo era una chica más optimista, pensaba que creando otro tipo de imaginario sexual, podríamos cambiar el mundo. Pero tenemos que identificar la crisis real a la que nos enfrentamos. Un importante hombre del país es, o al menos lo fue, un gran aficionado al sexo anal con los miembros de su propio género, pero se vio obligado a casarse y tener hijos para poder continuar con la carrera que le ha llevado a donde está. Y que nos ha llevado a todos a donde estamos. Esta organización social que vivimos en Occidente y que hemos exportado tan eficazmente al resto del mundo está basada en la represión de nuestra sexualidad y en la acumulación de bienes materiales a toda costa. El dinero no da la felicidad, dicen, pero ayuda si formas parte de una sociedad capitalista.

La felicidad es vivir en una sociedad en la que podamos colmar todas nuestras necesidades sexuales y afectivas, en la que se prime el bienestar de las criaturas, en la que la acumulación indiscriminada de bienes no sea el fin último. Porque hay para todos. No tengamos miedo. Vivamos en la abundancia. Que la pornografía sea lo que siempre debiera haber sido, un sencillo juego que refleja nuestra sana curiosidad por explorar el sexo.”

María Llopis

http://www.eldiario.es/Kafka/porno-merecemos_0_68243579.html

El patrón del físico

14 Miércoles Nov 2012

Posted by Belle in mujeres, novios

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Hace ya algún tiempo, exactamente cuatro años estas Navidades me lié con Edu. De hecho a mí no me gustaba, pero el tipo se lo curró, estuvo meses y meses metiéndome fichas, estando en el momento y lugar adecuado a tiempo… y al final le acabé encontrando un morbo que jamás pensé que podría haberle visto. Nos liamos varias veces durante varios años. Si Carlos Salazar no hubiera estado allí, Edu habría sido el follamigo por excelencia.

Pero Edu… era algo más, al principio me gustó mucho, me gustó tanto tanto que me volvía loca estar con él, pero lo que Edu hace mejor que nadie es adaptarse a las personas que le rodean. Y crea unas ilusiones cojonudas. Me pasaba horas hablando con Edu de mi vida y nos contábamos cosas, y fue así como utilizaba toda esa información que yo le transmitía para aparentar ser mi tío ideal. (¡Ja!) Pero oye, el tío era un máquina haciéndome creer que era el hombre de mis sueños. No tardé demasiado en darme cuenta de que no. Y por cosas de la vida, pasó a ser uno de mis mejores amigos, ahora ya no lo somos tanto por pequeñas peleas y cosillas de la vida y del alcohol pero sabe que si tiene un problema puede contar conmigo y yo con él.

Total que hará cosa de dos años, Edu se enamoró de Lucía, una chica de su clase de la academia. Acabaron saliendo juntos, casi un año. Luego Lucía le dejó, y Edu vino llorando donde mí.

Me hablaba de Lucía a todas horas, lo que había estudiado, dónde trabajaba, su forma de reír, sus gestos, el sonido de su voz, su risa y un largo etc de moñadas que uno dice al estar enamorado. A Lucía no le vi nada más que una vez, en fiestas de Up North, a unos cinco metros, una noche, de borrachera. Recuerdo que llevaba un moño tan grande como otra cabeza. Él seguía enamorado de ella y ella no quería no verle, ni hablarle. Él decía que no entendía qué había hecho. Yo le consolaba, asentía. Una de las razones por las que Edu me había dejado, tenían que ver con mi físico. Era como que me lo echaba en cara sin echármelo del todo. Supongamos que me achacaba estar demasiado gorda (que no era el caso) la frase era algo así: “Joe aquí… te has puesto fina a comer, ¿eh? Aunque estás igual de buena con esa cintura pero no sé, algo de deporte ya podrías hacer”.

Es lo que toda persona necesita oír del chico que le gusta, de verdad lo recomiendo. Un tiempo más tarde le eché en cara que me dijera éso. Se lo dije de borrachera, mal y tarde. Me dijo que él lo decía por animarme. Me reventó aún más la respuesta.

Un buen día de octubre llegué yo a la academia, a todos nos llega en algún momento u otro ese año de los idiomas, y ahora me toca a mí. Llegó una chica y se sentó a mi lado. Me resultó familiar, pero no supe ubicarla. Como todas sois tan listas habéis llegado a la conclusión correcta: era Lucía. No lo supe por su físico, sino porque me explicó lo que hacía y a qué se dedicaba, su edad y el sitio donde vivían concordaban. Casualidades de la vida.

Es curioso que en clase a ella la llamen Belle y a mí me llamen Lucía. Ese aire que tenéis, dicen las profesoras. Yo pienso en Edu. Lo mal que me había hecho sentir conmigo misma, la carga que había arrastrado de un chico a otro hasta que llegó Ben. Llegó Lucía, él se enamoró, se mostró por primera vez cómo era y ella le dejó. Y ahora resulta que varias personas opinan que Lucía y yo nos parecemos lo suficiente como para confundir nuestros nombres. Él consideraba mi físico a la altura del suyo, Lucía no considera su verdadera personalidad a la altura de la suya.

Eso se llama karma, Edu bonito.

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