No todo lo que aquí relato me ha ocurrido a mí, pero si os hace ilusión creer que sí, también me parece genial.
1. Tenía 16 años y estaba en casa de mi novio de la época, vivía en una pequeña mansión que también puede ser considerada chalet grande. Un día, el asunto se calentó (todo lo calentable que se puede poner con 16 años) y acabamos desnudos en la cama. Iba a perder la virginidad. Estábamos desnudos bajo las mantas y él sacó una mano, abrió un cajón, cogió un condón y se lo puso. Él también era virgen, y para quien no lo recuerde, un pene virgen es un pene torpe. Así que los primeros intentos no terminaba de entrar y para cuando parecía que iba a encontrar su camino, se abrió la puerta. Me tapé con la manta y me quedé ahí, sin respirar.
– Hijo, ¿no sabrás por casualidad si…?
Y entonces vio mis calcetines. Había agarrado la manta con tanto ímpetu que me había despatado los pies. Horror. El padre cerró la puerta. Yo me quedé bajo la manta con los ojos cerrados. El chico tenía una cara rara pintada en su rostro.
Gatillazo.
Así es como no pierde una la virginidad… jamás lo volvimos a intentar, cortamos un mes después y no nos volvimos a liar, aunque hubo un tiempo en el que me planteé que fuera gay…
2. Me lié con un tío de fiesta, un alemán de labios carnosos y anchas espaldas. Me lo llevé a mi casa y empezamos a liarnos, de hecho nos volvimos tan locos que giramos varias veces en la cama hasta caer al suelo y en el suelo seguimos a lo nuestro. Pero era todo demasiado bonito para ser verdad, porque cuando le ofrecí un condón al buen hombre, me dijo que no quería follar. ¿CÓMO NO VA A QUERER FOLLAR POR AMOR DE DIOS? Así que insistí, y nada. Entonces cogí el condón, lo abrí y quise ponérselo. No me decía que no del todo, pero me apartaba ligeramente para seguir comiéndome el coño. Aquí hay gato encerrado.
Al final me puse encima de él e hice lo mismo que hace cualquier chica de quince años, me moví como si follara, pero dentro no tenía nada. Y se corrió… ¿seis segundos después? SEIS SEGUNDOS. Encendí la luz. Nos miramos. Él se fue al baño y yo me quedé pensando. Su polla no estaba puesta… no estaba puesta y se había corrido. Imágenes que me seguirán hasta la tumba…
3. Estaba yo súper enamorada de Eduardo, durante meses, metiéndole fichas, preparando el terreno. Claro que de mientras me liaba con otros y él se liaba con otras, pero sabíamos que tarde o temprano acabaríamos juntos. Y así fue. De hecho llevábamos tanto tiempo calentándonos el uno al otro, que decidí mandarle un mensaje con una fecha. 3 de mayo.
Qué presión.
Se empalmó a la velocidad de la luz, casi no me dio tiempo a parpadear. Se puso el condón y en cuanto me acerqué a él, se le bajaba, era inaudito. Me alejaba y estaba durísima, de hecho era capaz de tocarla con un dedo y no diferenciarlo de la pared, pero en cuando mis caderas se acercaban… aquello era otro cantar. No había manera. Nada, se intentó, se intentó muchísimas veces, pero no.
4 de mayo. La semana no podía terminar sin que folláramos debidamente. Y supongo que sería el karma lo que hizo que aunque él estaba empalmado y funcionaba a la perfección cerca de mí… yo no podía estar más cerrada.
Qué divertido. Primero él tenía medio gatillazo cuando yo me acercaba. Y luego yo era incapaz de abrirme cuando él no se curvaba.
A la tercera fue la vencida, pero nos planteamos que hubiera una tercera con la mierda de dos primeras veces que tuvimos.
¿Y vosotros, algo que queréis compartir con la clase?