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Histoires de Belle en Vert

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Publicaciones de la categoría: orgasmos

Marie Bonaparte y su clítoris

08 Miércoles May 2013

Posted by Belle in historia, masturbación, orgasmos, sexo

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Este artículo está sacado de aquí y ha sido escrito por Josep Lapidario.

Leyendo el divertidísimo ensayo Bonk, the curious coupling of sex and science, escrito por la periodista Mary Roach, encontré una irresistible historia sobre clítoris movedizos que quiero compartir con vosotros en lo que espero sea el primero de una serie discontinua de artículos clitorianos… Un tema importante dado que en pleno siglo XXI aún hay gente a la que ‘clitoriano’ le suena a raza alienígena de Star Trek (klingons, vulcanianos y clitorianos).

La historia empieza con la princesa Marie Bonaparte, sobrina nieta del mismísimo Napoleón, una mujer apasionada con una potente libido. En 1907 se casó con el príncipe Jorge de Grecia en un matrimonio dinástico de conveniencia, y para apagar sus calenturas buscó una larga serie de amantes como el ayudante de cámara de su marido o el mismísimo Primer Ministro de Francia.

Sin embargo, estaba enormemente preocupada por su imposibilidad de alcanzar el orgasmo durante el coito: un problema serio en una época en que la masturbación clitoral estaba muy mal vista. Empezó pues a estudiar anatomía, fisiología y psicología con un entusiasmo notable, y trató de confirmar una de sus teorías entrevistando a 243 mujeres sobre su vida sexual, la calidad de sus orgasmos y la distribución anatómica de sus genitales (una serie de entrevistas que inmortalizaría más adelante Alix Lemel en la novela Los 200 clítoris de Marie Bonaparte). En 1924 Marie publicó sus sorprendentes resultados en la revista de medicina Bruxelles-Médical, adoptando por precaución el pseudónimo A.E.Narjani.

Bonaparte clasificó a las mujeres en tres grupos según la distancia entre clítoris y vagina. En las paraclitoridiennes la distancia era menor a 2.5 cm (una pulgada): eran el grupo más numeroso (69% de la muestra) y las que más a menudo disfrutaban de orgasmos durante el coito. Las téleclitoridiennes tenían el clítoris a más de 2.5 cm de la vagina, representaban un 21% de la muestra y tenían dificultades para alcanzar el clímax (o volupté: como tantas otras cosas, suena mejor en francés). Y por último, el 10% restante se movían en el terreno intermedio que Marie llamaba “el umbral de la frigidez”.

Imagino que el primer reflejo al llegar a este punto del artículo es ir a buscar un metro y saciar la curiosidad (sea sobre genitales propios o sobre los más cercanos), pero tened un poco de paciencia todavía…

Como habréis adivinado, Marie Bonaparte era téleclitoridienne, y achacó a esta configuración anatómica sus dificultades orgásmicas. Entra en escena el cirujano vienés Josef Halban, que convence a Marie de que la solución a sus problemas consiste en mover quirúrgicamente su clítoris para acercarlo a la vagina, cortando y pegando ligamentos y tendones en una operación que califica de “simple” y bautiza como “Halban-Narjani”. El problema es que gran parte del clítoris está escondido bajo la superficie, lo que convierte la operación en bastante más complicada de lo que esperaba el optimista vienés.

Tras un tiempo de recuperación que se le debió hacer eterno a la pobre Marie, probó con alguno de sus amantes la nueva distribución… Sin lograr la tan ansiada volupté durante el coito. Una segunda operación para recolocar de nuevo el clítoris no mejoró su porcentaje de éxitos.

Por supuesto, había una solución mucho más sencilla que recurrir al bisturí: cambiar de postura. Si se quieren maximizar las posibilidades de orgasmo-durante-coito en una téleclitoridienne, la postura ideal es con ambos sentados cara a cara, posición que fuerza el contacto entre el pene y el clítoris durante la penetración.

Desgraciadamente quien entra ahora en escena es ni más ni menos que Sigmund Freud, cuya posición hacia el clítoris oscila entre la ignorancia y una cierta condescendencia paternal. La próxima vez que una lectora de este artículo fantasee con Viggo Mortensen interpretando a Freud en Un Método Peligroso, que se lo imagine antes recitando esta antipática frase freudiana: “cuando una mujer llega a la edad adulta y entra en la femineidad, el clítoris debería ceder su sensibilidad e importancia, parcial o completamente, a la vagina”.

Sé de unos cuantos clítoris que no estarían de acuerdo… Pero aparentemente Freud convenció a Marie Bonaparte, tal vez cansada de que el frankensteniano Halban fuera recolocando su clítoris como una nariz de Mr. Potato. En poco tiempo Marie se convirtió en discípula y patrocinadora de Freud, y más tarde en psicoanalista de pleno derecho.

Las teorías de Freud sobre la preponderancia de la vagina sobre el clítoris llevaron a Marie a estudiar mujeres cuyo clítoris había sido extirpado, fuera por motivos médicos o por ablación ritual como en algunos países de África. En teoría debería haberlas encontrado más ‘vaginalizadas’ al haber sido eliminado ese elemento de distracción, pero lo que vio es que muchas se masturbaban clitoralmente, aunque con dificultad, sobre las cicatrices (¡recordemos, la mayor parte del clítoris es ‘subterránea’!).

Tampoco encontró pues Marie en el psicoanálisis una respuesta a su ‘frigidez’, y sin embargo permaneció fiel a las teorías freudianas. Por su parte, Freud pareció hacia el final de su vida sentirse algo desconcertado: hablando de Marie, dijo “la gran pregunta que nunca recibe respuesta y yo no estoy capacitado para responder, después de mis treinta años de estudios sobre el alma femenina, es ¿Qué desea una mujer?”.

Muchas cosas, Sigmund, sin duda. Pero una de ellas la tenías debajo de las narices.

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Cómo follan en el cine

11 Lunes Mar 2013

Posted by Belle in orgasmos, película, sexo

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Estaba viendo el noveno capítulo de la segunda temporada de Girls, cuando Marnie y Charlie (los de la foto de arriba) se ponen a follar. (Perdónenme el mini Spoiler). Y me he puesto a pensar…

La situación no es sexy, ni el ambiente está cargado de pasión. Entran en la oficina de él para aclarar las cosas y de repente se besan. Ella le devuelve el beso. Él la levanta, la pone sobre su mesa, le sube el vestido, se abre la bragueta y voilá.

¿En serio? ¿Y voilá? Entiendo que por motivos de guión no hay otra manera de hacerlo, me refiero a en cuanto se besan, ella está lo suficientemente húmeda como para que pueda ser penetrada. Pero es que esto lo van a ver niñas (no esta escena pero las mil escenas que se han rodado igual que esta) y gente no tan niña que es virgen y se pensará que cuando follen va a ser algo más o menos así.

Éso en cuanto respecta a la humedad, porque el cine y las series lo que reflejan en un coito es que el coito termina cuando el hombre se corre. Hay guionistas que tienen la decencia de escribir “y se corrieron a la vez”, que parece ser que no es muy común entre los humanos de este planeta, pero suele ocurrir así que no es del todo inverosimil. Pero lo que generalmente nos encontramos cuando vemos escenas así, es que se acaba la función cuando el hombre termina su papel y sale de escena.

No quiero cambiar el mundo con esta entrada, pero por favor, si alguien que puede aportar su granito de arena y hacer que estas escenas se cambien (o se corten en cuanto empiezan a follar, como ha ocurrido en el capítulo de Girls) sería muy de agradecer. Incluso un comentario justo antes de meterla estilo: – ¿Pero ya estás húmeda? Para que aunque sepan que se describe un tópico, nos riamos sabiendo que es mentira.

Porque por mucho que a veces seamos grifos abiertos, necesitamos calentar motores.

He dicho.

Donde esté una polla de verdad…

25 Viernes Ene 2013

Posted by Belle in juguetes, mujeres, orgasmos, sexo

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Hace tiempo solía leer un blog llamado Armarios de papel. Ahora ya apenas leo porque la chica que escribía en él lo tiene olvidadísimo. Pero la primera entrada a la que llegué fue ésta.

“No puedo con las mujeres heterosexuales “inflexibles” de mente. NO PUEDO. ¿Tanto les cuesta comprender que las lesbianas podemos tener sexo igual de bueno (incluso mejor, diría yo) que ellas con un hombre?

Os cuento: Hace unos días mis compañeras de piso vieron un “cacharrito” que tengo para uso tanto personal como compartido con “G”. Su único comentario: “donde esté una de verdad, que se quite lo demás…” Lógicamente, me encendí. un poco y salté. Les dije que da igual que sea una de verdad que un aparato, cuando ambos cumplen la misma función: dar placer en el punto G (incluso el cacharro llega mejor porque lo “diriges” tú hacia donde deseas) Además argumenté que para una mujer lo más importante a la hora de alcanzar el orgasmo es la estimulación del clítoris, y con un rabo difícilmente vas a estar frota que frota hasta correrte. Y otra cosa más: a la hora de las relaciones sexuales no sólo cuentan las zonas erógenas, sino la persona con la que tengas la relación, por lo que usando un cacharro puedes ponerte igual de cachonda si la persona que te está dando placer es justo aquella que quieres y te atrae físicamente.

Tras todo esto, me dijeron que no sabía lo que era porque “no lo había probado” (nunca me he acostado con un hombre). Ajá… ¿han probado ella acostarse con una mujer? Yo no me he acostado con ningún tío para saber que me gusta tener sexo con una mujer, al igual que ellas no han tenido sexo lésbico para saber que quieren tenerlo con hombres.

Pues nada. Ningún argumento sirve para una mente cerrada. Y es que para la mayoría de heterosexuales, “follar” equivale a “polla entra en coño”. Cosa que a mí, sinceramente, me resbala, porque prefiero polvos de varias horas y múltiples orgasmos a polvos de 10 minutos que encima me dejen a medias (porque los tíos normalmente cuando eyaculan, poquito hacen por estimular a la mujer… y esa es otra, a esperarse media hora hasta que se le quiera levantar de nuevo) Mi novia me puede dar más de lo que cualquier hombre me daría nunca.”

Mi amiga Lucía, la que me comunicó en Navidades que tenía novia, se ha estado informando muchísimo, viendo documentales, leyendo todo tipo de artículos y opiniones que pululan por Internet en contra de la homosexualidad. No sé si hace poco se ha dado cuenta de que le gustan las chicas, si es bi o cómo va el asunto. Pero para que tenga que prepararse para una guerra, dice mucho de cómo ve ella la situación.

Tiene pareja y ahora se ha tenido que comprar una armadura enorme para protegerse por toda la mierda que le va a caer encima. Es una persona bastante sarcástica y cuando su madre le dijo, “Yo no entiendo cómo puedes salir con una chica” ella contestó “Y yo no entiendo cómo sigues viuda después de más de diez años, pero aquí estamos”.

Empezando por el sexo y los comentarios que dicen que sin polla no hay buen orgasmo y pasando por que una relación con una mujer no te puede dar lo mismo que la de un hombre y terminando por que la homosexualidad es una enfermedad. No me había dado cuenta hasta ahora lo que tiene que luchar una persona porque lo que para a sus ojos es normal, a ojos del resto es algo tan raro, que aunque no lo hagan adrede sueltan perlas como las que describe la chica del blog Armarios de papel.

Pensemos un poquito antes de hablar, que nos va a venir bien a todos. (Y por mucho que yo hable y juzgue, soy, desgraciadamente, la primera a la que se le meten moscas en la boca cuando digo lo que no hay que decir en el momento menos apropiado. De hecho, eso es algo muy típico de mi vida).

Y ya me callo y os dejo comentar.

Mujeres, menstruación y luna

22 Martes Ene 2013

Posted by Belle in masturbación, mujeres, orgasmos, sexo

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Me topé con este artículo, que aunque no entendáis lo que dice habla sobre las mujeres y el olor de su vagina. Habla de las mujeres y cómo en esta sociedad han tenido que esconder lo que tienen entre las piernas. Y entonces hay un vídeo. Un documental muy recomendable para cualquier persona y creo que necesario para toda mujer.

Me ha parecido interesante por las preguntas que hace, las respuestan que diferentes personas dan y cómo muchos están convencidos de tener razón.

¿Qué es la regla?

A mí la regla me baja más o menos cada 30 días. Y me duele. Me duele la puta vida y más. Es un dolor al que estoy acostumbrada, pero no es un dolor que me guste. Aunque… en el documental se les pregunta a unas cuantas mujeres si querrían no tener regla. Muchas dicen que sí. Desde que tengo 18 años (y digo exactamente la edad porque recuerdo que fue la primera vez que fui lo suficientemente gilipollas como para tener relaciones sin condón. Luego crecí y volví a ser gilipollas.) aborrezco la regla porque me duele, pero me encanta tenerla. Es un dolor reconfortante. Me recuerda que soy mujer, que de momento no soy madre, que podré ser portadora de vida. Duele. Sí. Pero es un dolor que me gusta sentir porque me hace sentirme más viva. Sé que puede sonar a contradicción, pero son sentimientos que me resultan difíciles de escribir, porque para mí la regla es un sentimiento contradictorio.

Por si alguien no quiere verse el documental, aunque en serio que lo recomiendo encarecidamente, formas que mencionan para que la regla no sea tan dolorosa son: masturbarse. Un ginocóloga sevillana recomienda masturbarse si se comienzan a notar los primeros síntomas de dolor (masturbarse o mantener relaciones sexuales, el asunto es llegar al orgasmos y relajar los músculos). Si no se consiguen quitar los síntomas, entonces sí, tomarse el ibuprofeno. Usar bolas chinas para ir ejercitando los músculos (no tiene por qué ser cuando se tiene la regla, se puede empezar en cualquier momento del mes, pero debería usarse a diario entre diez minutos y media hora). Y por último recomiendan la danza (la danza del vientre) que pone más en contacto a la mujer con su cuerpo, su feminidad, su yo interior que desea hablar sin ser comprendida.

Parece ser que cuando dices que estás más ‘sensible’, yo por ejemplo no soporto que me toquen el primer día de regla, en realidad lo que mi regla me dice es que en general no me gusta que me toquen, con regla o sin ella. Y es verdad. No me gusta demasiado que gente que no conozco me toque, y cuando alguien se acerca a mí de imprevisto y no me lo espero, tampoco me parece que su contacto sea demasiado agradable.

La luna en ti me ha explicado ciertas cosas que sospechaba pero que no sabía, me ha parecido muy enriquecedor para mi vida como mujer para entender qué dice mi cuerpo cuando me habla y me ha mostrado cómo poder escuchar.

Hoy tengo la regla, es mi primer día, quizá por éso desee tanto creer que todo lo que dicen pueda ser verdad, porque podría ser otro modo de plantearme la vida.

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Gasté todos mis orgasmos

11 Miércoles Jul 2012

Posted by Belle in mujeres, orgasmos, sexo

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Y entré en pánico. Todas esas veces que me había regodeado de ser la chica que siempre se corre, que siempre, siempre, siempre lo hace… y no poder. Por no poder no era ni capaz de disfrutar, lo que ocurría era un simple mete saca que no podía ni controlar, ni disfrutar ni dejar de intentarlo.

Porque por otro lado estaba el pobre Mike, que lo intentaba pero sabía que allí algo raro estaba ocurriendo, y pensaba que era su culpa. Los hombres siempre piensan que es su culpa, generalmente es la mujer, (HE DICHO GENERALMENTE) es la que es dueña y señora de sus orgasmos. Si ella no sabe conseguirlos, ya puede él hacer misa que no conseguirá nada.

Así que aquél martes me frustré. Y me rayé lo que no está escrito. ¿De verdad que llega un punto en el que se te acaban los orgasmos? Pensé en Samantha, en ese capítulo de Sexo en Nueva York en el que por mucho que folle, no siente nada. ¿Iba a dejar de sentir yo también por completo? ¿Y qué sería de mi relación si yo ya era incapaz de disfrutar como antes?

Llegó el miércoles. Hoy se vuelve a intentar. Igual. Le digo a Mike que mejor, que ya me siento más cómoda, que no me voy a correr pero que estoy gozando. Mi cara de póker debe de ser una mierda porque el tipo no se cree ni una sola palabra.

De la nada recuerdo el final del capítulo de la serie, Samantha llora, y sus orgasmos vuelven. Así que pensé en todas las cosas que me ponen triste y cuando me siento una mierda y sola y vacía y lloré, tuve que forzarme un poco, y Mike intentó ayudar pero sólo me hizo reír, pero lloré.

Ya está, ahora tiene que funcionar.

No funcionó.

Pero yo sabía que lo tenía que conseguir. Mis orgasmos son míos, son necesarios para motivarme a follar, son buenos para todo, la piel, la salud mental y poder vivir menos amargada. Mis orgasmos era algo digno por lo que luchar, así que tuve que utilizar todo mi poder mental en visualizar cosas que me excitaran más… y lo conseguí. No fue un orgasmo brutal, ni uno corto ni simple, fue como cualquier otro, pero lo maravilloso fue alcanzarlo. Habíam vuelto a mí, o por ende yo a ellos.

¿Por qué pudo pasar? Porque estaba cerca de la regla, y éso ya crea un malestar estupendo, porque estaba en una casa nueva que jamás antes había estado y por lo visto, no estaba del todo cómoda… Supongo también que el cansancio y saber que si no hacía nada por cambiarlo, suponían un bloqueo serio y no sería capaz de salir de ese bache.

¿Estoy haciendo una montaña de un grano de arena? Sí, seguramente.

¿Lo haríais vosotras? Sí, seguramente.

¿Os ha pasado alguna vez?

La petite mort

12 Lunes Sep 2011

Posted by Belle in orgasmos, sexo

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La masturbación

02 Miércoles Mar 2011

Posted by Belle in orgasmos, sexo

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Descrubrí relativamente tarde el placer que me podía otorgar a mi misma. Fue después de un estupendo polvo con Carlos Salazar, yo vivía en otro país en aquella época y no tenía ni novio ni amigos con los que follar en el sitio en el que me encontraba. Y de esas ganas de seguir follando con Carlos Salazar nació mi ansia de masturbación. Luego conocí a Ben y nos pusimos a salir y todo tuvo un final feliz hasta que cortamos y yo lloré y él no, y yo me enfadé y él no y luego fue un final feliz.
Pero me he dado cuenta que es en enero y febrero la época en la que me vuelvo loca, tengo una necesidad interminable de orgasmos, necesito uno tras otro, horas y horas de masturbación, gritos ahogados, sábanas que se agarran, placer… Pero es una droga, me veo incapaz de parar, en el momento en el que estoy sola en una habitación me entran una irresistibles ganas de masturbarme y soy incapaz de contenerme. Me reto a mí misma, dos días sin tocarme, o tres, pero no lo consigo, y si lo cumplo es más por casualidad que por otra cosa. Cuando llega la primavera, por extraño que parezca, me calmo, pero agota esa ansia de placer.

Comencé a masturbarme leyendo relatos eróticos, algunos muy, muy vívidos. Luego vi vídeos amateur, pero el resultado acabó siendo muy aburrido. Y finalmente encontré una página donde no hay un límite de vídeos, donde las actrices porno están muy bien ordenadas y los vídeos pueden seleccionarse muy fácilmente. Lo malo es que no hay actores porno, o sea que si estoy viendo cómo follan XXX y el chico con el que está, nunca sabré cómo se llama el chico. Y es frustrante, porque no todos son iguales, para nada iguales. Ellas pueden ser elegidas y puedes recordar sus nombres, pero ellos permanecen en el anonimato. Quizá no haya encontrado la página web de mis sueños donde los chicos estén bien ordenaditos y dispuestos ante mí, eso sería un excelente regalo de primavera lectores…
En el verano de mis 20 años me fui de vacaciones con unos amigos. Tres chicas y un chico. Nos emborrachamos e hicimos lo que nunca antes se había hecho: hablar de masturbación. Hablamos muchísimo de sexo, de lo que nos gusta, lo que nos gusta hacer y que nos hagan qué nos gustaría hacer y con quién, cómo es el cuerpo de nuestra última conquista… pero nunca hasta la fecha habíamos hablado de masturbación.
Por desgracia alguien dijo que el sexo está bien, pero el sexo solo en casa contigo misma no tanto. Es despectivo cuando le dices a un chico pajillero, y el tema de hacerse dedos es tan tabú que la chica ni siquiera tiene insulto. ¡Es el colmo! La masturbación es quizá más natural que la cópula porque es lo que hacen los vírgenes antes de follar y es lo que hacen los folladores entre polvo y polvo. Mucha gente habrá tenido más orgasmos propios que compartidos.

Masturbación bajo la ducha, debajo de las sábanas, delante del televisor u ordenador, masturbación colectiva viendo un vídeo porno en el salón de un amigo, masturbación mirando a la pareja que a su vez también se está tocando… Esto también forma parte del sexo. Y las mujeres también se masturban, la que dice que no lo hace tiene dos opciones, o miente como una bellaca o es una frígida. No hay más. Me da igual lo que digan las encuentas, por alguna razón a una mujer le da vergüenza admitir que se masturba, y cuando se lo pregunten, lo negará. Pero os lo juro, y cruzo mi corazón al decirlo, que es IMPOSIBLE.

Orgasmos para ti, orgasmos para mí

02 Miércoles Feb 2011

Posted by Belle in orgasmos

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Tardé casi dos años en darme cuenta que tener orgasmos no era normal. Que las anormales éramos (somos) las mujeres que nos corremos cada vez. (O 99 de las 100 veces). Lo que para mí es gratuito, para otras es lo nunca visto. ¿Correrse? ¿Follando? ¿En la cama con un tío? ¿Y cómo lo haces?
Recuerdo que la primera vez que noté que iba a correrme, no supe qué era esa cosquilleante sensación así que me asusté. Sí, claro ahora os reís, me río yo, porque es absurdo, pero la primera vez, cuando no sabía que se podían tener orgasmos tan gratuitamente ni tantas veces (tampoco soy multiorgásmica – que yo sepa), aquella nueva sensación hizo que la concentración se asustara y mi cuerpo se quedara rígido. No sé cuánto tardé en comprender que aquello que acababa de dejar marchar era mi primer orgasmo (puede que segundos, puede que minutos, puede que días). Desde luego no volví a hacer esa tontería de dejar escapar un orgasmo nunca más.

Mi primer orgasmo follando fue con un amigo que se esmeró (y de hecho lo hizo un logro personal)  que yo me corriera mientras follaba, porque hasta la fecha sólo había podido hacerlo con los preliminares. Cuando acabamos me subí a la cama y me puse a saltar, y me reía y reía, tenía 18 años. Recuerdo que salté a sus brazos (siempre con miedo de derribar al hombre, no sé porqué) y haber gritado: TE VOY A RECOMENDAR A TODAS MIS AMIGAS, LO HARÉ, LO HARÉ, LO HARÉ. La última vez que me acosté con ese chico fue dos años más tarde y fue… un polvo vacío, se corrió tan rápido que no me dio casi tiempo ni a parpadear. Putos penes.
Otros polvos memorables fueron cuando me corrí y cuando él se corrió un minuto más tarde, me volví a correr, nunca ha vuelto a pasar eso – por eso dudo que sea multiorgásmica – pero espero sinceramente que se vuelva a repetir. También recuerdo como brutalmente bestial la vez que Ben decidió gastarme una broma y se llenó la pilla de pimienta, aquella noche había discutido con una amiga y cuando fuimos a la cama, tenía más ganas de follar que de otra cosa, al final le di pena y no me quiso gastar la broma, así que se fue a limpiar al baño. Se limpió con la manos, y se limpió mal. Para cuando pensé que no eran imaginaciones mías y que mi coño estaba realmente en fuego, llevaba por lo menos media hora masturbándome y haciéndome un cunilingus. Fue al baño, pero el agua no ayudó y cuando volví a la cama él no podía parar de follar de la risa, y aunque no pudimos parar durante casi quince minutos de reír, el polvo de después fue… extraordenario. Nada como tener el coño en fuego, la verdad.
Tengo una amiga que tiene un trauma con esto de no correrse, dice que cuando se masturba es mano de santo, ni siquiera tarda más de un par de minutos… pero es incapaz de correrse con un tío. Y creedme cuando os digo que hay chicos que se han empeñado, pero no había manera. ¿Quizá no está relajada? He pensado en eso, pero no me creo que siempre esté estresada. Cuando me fui de Erasmus conocí a una chica que decía que ella muchas veces exageraba pasárselo bien para así disfrutar más, gemía más de lo necesario para poder engañarse a sí misma, me pareció ridículo. Lo probé. Funciona.
Cuando estoy desconcentrada me hago una película porno en la cabeza, enfoco y desenfoco la penetración, actúo, le miro, sonrío ante su cara, porque no sé yo, pero los chicos con los que me acuesto ponen caras con las que se podrían escribir poemas, y no sólo a la hora de correrse, sino en cualquier momento del acto. Me encanta.
Gimo muchísimo, no sé si lo exagero o grito así porque así lo siento, pero soy incapaz de controlarme. Ben solía reírse de mí, yo jadeaba como él y ponía los ojos en blanco. Estábamos en paz.

Erasmus Night

08 Miércoles Dic 2010

Posted by Belle in orgasmos

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It feels correct to do it in English. And I mean do it. Yes, sex, fuck, whatever you want to call it. Maybe it’s because all the bombing we’ve been receiving over the years in the movies, the series and porn. Everything is done in English.
Personally, I feel embarrassed to come in any other language. Or to whisper ‘yeah, baby’. It’d just kill the magic if I happen to say it in Spanish, French or Basque. Totally out of context.
So there, after a couple of weeks on planning how to address Peter, how to make all the Erasmus meet with us, stay hours on Facebook just to talk to him for half an hour, there I was. As drunk as always, some Friday night of my last year at uni. He was from New York, Albany, not the city. The city would have been too cool.
Up the stairs of his apartment in my university neighbourhood, near the metro. I had one hand on the wall, trying to make balance with the alcohol in my blood and the need to walk right and left instead of straight ahead. He leaves in the second floor, no lift. It feels like forever. He has already taken his keys out of his pocket. I kiss his neck while I put one of my hands in his waist and the other on his ass. That’s an ass. I mean, I’m not the kind of girls obsessed with asses, but when I see one, let me tell you that I really do appreciate it. I laugh. He turns around and puts his lips on mine. It means shut up. I’m kind of drunk, not stupid. I enter the house trying not to make too much noise. He lives with a French guy and an Indian guy. No females around, just me. I’ll become the queen of the house. At least for tonight.
I look around before going into his bedroom. I love sex, but I’m too curious to wait until the next day, maybe his housemates are already awake and I don’t want to make conversation while I look at their apartment.
He points me to his bedroom, I push him inside and close the door. Maybe too much noise. I don’t give a shit, believe me, I’m too horny to care about the others. Maybe they’re not even home. Maybe they’re fucking other girls in their houses. Maybe it’s my lucky night.
Because you see, I shout. And a lot. I’m quite noise. I didn’t use to be like that, I tried to bite my lip or shout in a pillow, but then I had a long term relationship and he lived alone. And I was taken care of, home alone, every single night. Every orgasm could be screamed. Bad habits are hard to get rid of. I’ve tried, but I enjoy it somehow less, and it’s less fun to have to be concentrating in not screaming. I’m the noisy kind, sorry guys.
I let my bag fell on the floor while Peter smiles. He has an amazing smile, he’s not particularly handsome, but he is definitely not an ugly guy, no one would ever say that. He is just one of those guys who everyone finds cute, not handsome, but cute, in a spicy way. I pull my body to his, he walks backwards, clumsily. It’s so warm inside, it’s not just the need to take his clothes off, it’s the need to be naked, because I’m suffocating. I remove my scarf and I sat with my legs between Peter’s body. He wears a huge hoddy that usually American guys wear, it suits him. He has that American style that goes along with his personality.
He unzips my jumper and when it fells I leave it on the floor, near my bag. I don’t really care at that point about my clothes, I’m really concern about having them still on. Maybe he’s trying the romantic approach, soft kissing, gentle caresses. I need sex, I’m horny, I need it now. I take of my t-shirt, his t-shirt and start kissing him hardly, biting him bottom lip and running my hands on his hair. He’s gotten the point, he undoes my bra and puts one of his hands on my left boob, his hand is really cold, freezing cold, and I’m fucking boiling. I love the mixed temperatures, it just drives me crazy. I moan softly, I bit his neck and lick his lobo. He takes me with both his hands and puts me in bed, he is on top of me, I’ve lost all my power. I don’t mind if the guy is on top, but I like my power, I like being up as much as I like coming. Maybe not that much. But the powerful position is something I do enjoy. He sucks my nipples and looks at me. My cheeks are red, I’m sure about that, only the street lights come into the bedroom, perfect light to see everything, perfect light not to see too much.
Now that he’s on top I feel inspired to slide towards his cock. It depends, usually, I’m more the traditional type, I don’t like sucking cocks if I don’t know the guy, but it’s an urge, I want to do it now, now, now and nothing is going to stop me from doing it. I unbutton his jeans and remove his boxers. I look at it for a second before putting it in my mouth. I swear it smell and tastes like alcohol and tobacco, like partying all night. It could be worse, you never know what you’re going to find when you don’t know the person and the taste of his dick. I love, and I sincerely mean it, to drive them crazy but sucking the head of the penis, I do it because I enjoy doing it. Sometimes I’ve tried to stop, because I wanted to fuck, but I was loving it so much I couldn’t force myself to take it out of my mouth, really frustrating situation. He moans, softly. I love having the power, the power of his dick in my mouth, now I’m in control on the situation.
Both his arms are against the pillow, with me between his legs. He must not have a very comfortable position, and I don’t give a fuck, that’s how nice I can be. I keep going, sucking every part of it for about five more minutes. And then I want to fuck, I need to fuck.
I ask for condoms, he jumps from his bed to his night table and opens one of the drawers. I’ve never seen someone putting a condom that fast, I have barely time to blink, super, super fast. For a moment I thought it was superman, then I laughed because I was drunk and the idea was ridiculous. He jumps back to bed, he wants to be on top, yeah well, keep wishing, I want to be on top and there’s nothing you can do about it. He complains but I can be very persuasive and stubborn.
I know I say I love plenty of things about sex, like screaming while coming, having orgasms and all that stuff, but my favourite feeling, my truly favourite feeling is when guys put their dicks inside me for the first time. It’s a complete feeling. I can’t find other words to describe it, complete is the perfect one. You just feel united to the person you are with, it’s not a love feeling, but it can be intimate, in a primal animal way. I love it. I have to take a deep breath before and after doing it, and the pleasure is also so pleasant, unexplainable. He takes my butt and asks me for a kiss, but while you fuck, kisses are hard to give or receive, it’s just lips trying to do their jobs while the rest of the body is paying no attention to that.
I feel numb, that’s the bad part of being drunk, I feel less than what I normally would. There is no possible way I’ll be coming tonight, well, then I just need to think about enjoying myself before he comes. We change position every few minutes, I’m more the type of two or three position per fuck, and not 10 in less than thirty minutes. It’s a change, changes are always good.
You know that butterfly feeling when you think about the person you love? Enjoying a good fuck it’s the same, each time he moves in and out I feel a wave of butterflies caressing my body. I do really believe there’s nothing better than sex. And the comes. He goes harder and pushes deeper, his arms are getting bigger, I put my hands in them, holding him tight.
And that’s the end. No orgasm, okay. But hey, I’m sooo relaxed, I wouldn’t change it for anything in the world.
–         Cigarette? – he offers.
For anything in the whole world.

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