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Histoires de Belle en Vert

Histoires de Belle en Vert

Publicaciones de la categoría: follamigo

Escuchar follar

21 Jueves Mar 2013

Posted by Belle in follamigo, mujeres, novios, sexo

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La magia de un gemido.

La primera vez que escuché a alguien follar fue de campamentos. Estábamos en un pueblo, cerca de Biarritz y eran las fiestas. Vino mucha gente de los alrededores, y en medio de un descampado se formó un parking enorme. Teníamos que cruzar el parking para llegar al lugar en el que dormíamos, y fue ahí, con 14 años, cuando lo escuché por primera vez en directo. Iba con una amiga y nos quedamos las dos quietas, escuchando y riéndonos. Riéndonos ‘jijiji’ porque era bastante violento, pero por alguna razón (bastante clara hoy en día) no nos movimos del sitio.

La siguiente vez que escuché ya era más mayor, tendría dos o tres años más e Inés y yo estábamos viendo una película en el salón, ya era tarde, igual la una de la mañana de algún viernes. Y lo escuchamos. Junto al salón está pegado el cuarto de nuestra madre, cuarto que compartía con su novio en aquel momento.

Nos miramos horrorizadas. No supimos que hacer, lo el parking nos hacía quedarnos quietas a escuchar, esto nos paralizaba cuando queríamos huir.

Inés apagó la tele y nos fuimos corriendo (literalmente) de allí. Evitamos comentar el tema, fue como… algo que sabes que tus padres hacen pero que no te quieres imaginar. (De niña yo tenía la teoría de que mis padres mínimos habían follado tres veces, porque tres ya éramos. Si tenía amigas con un hermano, significaba, por lo tanto, que sus padres habían follado dos. Lógica aplastante).

Comento todo ésto porque por razones que no vienen a cuento, mi cuarto ha quedado invalidado temporalmente y duermo con Inés. El finde pasado llegué a casa (supongo que antes de lo previsto) y estuve un rato en el cuarto de baño. Supongo que fui especialmente silenciosa porque el cuarto de baño está pegado al cuarto de Inés y se debería de oír. (De hecho de debería de oír de dentro a fuera y de fuera a dentro. Cosas del destino…)

Abrí la puerta y pum. Me quedé tan paralizada por la imagen que me quedé congelada durante unos segundos. Cerré la puerta de un portazo. Pero no dejaba de imaginar las tetas de mi hermana moviéndose y la cara del tío al verme.

Supongo que a partir de ahora aprenderé a llamar.

Cuando decides ser la otra

10 Lunes Sep 2012

Posted by Belle in follamigo, novios, sexo

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No voy a pretender que esta entrada tenga sentido, pero aviso que acabo de ver la película de Closer y no tengo intención de filtrar ni revisar nada de lo que escribo.

El papel de Natalie Portman, Alice, tiene un grave problema psicológico porque no se quiere lo suficiente como para que otros la quieran.

No he llorado cuando he visto la película, ni siquiera me he movido durante casi dos horas. He ido absorviendo todo, parpadeo tras parpadeo, sintiéndome cada vez peor, cada vez más como los personajes de la película. Me he ido mareando poniéndome en su situación.

Cuando llegado un punto en mi vida decidí que yo no quería que me hicieran daño pasé a tomar una gran decisión, y sonaré grandilocuente y quizá lo sea, pero ahora mismo, y psicológicamente entonces, éso era algo importante que aceptar. Yo no quería novios, porque enamorarme había probado que era muy malo. Pero quería follar, todo lo posible. Gracias.

En nuestra sociedad éso no va de la mano, no puedes follar mucho sin novio, tienes que tener algo, alguien o varias personas que cumplan la función de satisfacerte cuando y dónde lo necesites.

Durante años tuve miedo de enamorarme y seguí con otras personas que sabía que no eran peligrosas, que jamás me harían suspirar ni que lograrían despertar a las mariposas.

Ellos tenían rollos, novias, amigas. Había otras chicas, yo era la habitual, la puta pensaréis algunos. Vale, llamadlo puta, be my guest. Había noches que después de un polvo hablábamos de ellas, de cuántas veces follaban con sus novias, de cuántas veces les gustaría follar al día, en qué sitios. A veces nos reíamos de las otras. No sé si también se reirían de mí con otras, puede ser.

Lo doloroso fue cuando por primera vez después de años me enamoré de Ben, fui su cachorrito, su Alice particular, a la que llevar con correa de un lado para otro para cuidarme y que nadie más me hiciera daño mientras él hacía el papel de Jude Law. Ben me quitaba mis ganas de reír, de salir y de bailar. Ahogaba mis ganas de vivir, sólo quería que estuviera en casa para él e hiciera la cena para cuando volvía del trabajo, pero luego se quejaba de que era una puta gorda que no hacía nada en todo el día. Pero lo peor, lo peor con diferencia es que con Ben tenía las mismas conversaciones que tenía con los otros. Cada noche, en algún momento, él hacía algún comentario que me hacía sentir sucia, me hacía sentir la otra, la chica que con otros chicos quería ser, algo fácil y rápido. Pero a mí me habría gustado ser su chica especial que me quisiera tanto como yo lo quería a él, quería que no me hiciera sentir como la otra cada vez que me follaba.

Me daba la vuelta en la cama y me secaba las lágrimas con la almohada. Me había quedado presa en su casa de cristal, y era imposible huir, porque me dolía más no estar, que quedarme siendo otra.

No sé si fui yo la que tomó el papel de otra en la relación, por costumbre, o si fue él el que me alejaba poniéndome en el papel de la puta degradada.

No me he movido durante toda la película porque cada vez que Alice hablaba, pensaba que todo lo que decía era cómo me sentía yo con Ben.

Ojalá hubiera podido ser Jane Jones yo también, al menos habría sido un final feliz.

La peli de mi vida

17 Domingo Abr 2011

Posted by Belle in follamigo, película

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Hace poco vi la película de No Strings Attached, y aunque sabía que le sacaría mil fallos, la disfruté. Pero a partir del momento en el que el film terminó, me puse a maquinar cómo sería mi historia. Pensé en quiénes serían los actores para representar a Carlos Salazar y al chico que me gusta. Porque la historia se complica. La película sería así:
Belle es joven, tiene 18 años, le acaban de romper el corazón y es incapaz de mirar a nadie más que no sea el chico al que ama, hasta que conoce a Carlos Salazar, y oh-oh-oh qué hermoso es. Lo tiene todo, es el chico resultón que siempre liga, que sabe qué decir, cuándo decirle y cómo, tiene esa mirada que hará enloquecer a toda la población. Se ríe con voz profunda, ronca y es una de esas personas que hace sentirse cómodo a todo el mundo. Belle y él se lían. Carlos Salazar se lía con otra y Belle no reacciona, confundida porque en realidad no le molesta en absoluto que Carlos Salazar se esté follando a otra. Pasa el tiempo y cada ciertos meses, siempre acaban liándose. Carlos Salazar se echa novias, pero cuando amanece Belle siempre se despierta con llamadas perdidas suyas. También hay que meter en la historia a Michael, aquel chico tan simple, divertido y maravilloso con el que Belle sueña a escondidas. Belle conoce a Ben en el año que vive en el extranjero y durante un año, Carlos Salazar y ella no se lían. Belle lo deja con Ben. Carlos Salazar llama a Belle para confesar que le ha sido infiel a su novia Judith con otra. Esa misma noche acaban liándose y el ritual sigue su curso. Pero esta vez se lían a escondidas, porque ella quiere salir con Michael, y él se juega una relación, ambos están enamorados, pero por alguna extraña razón son incapaces de dejar de liarse.
Hasta aquí la realidad, un final feliz sería que yo, Belle, por fin encontrara el valor de besar a Michael – porque es un chico que me gusta tanto que cuando estoy a su lado se me paraliza todo el cuerpo – Carlos Salazar lo dejara con la novia y se fuera un año a viajar por el mundo y a aprender nuevas cosas, costumbres, ideas y pensamientos que lo ayudarían a cambiar y a descubrir realmente quién es.
¿Y los actores? El actor de Carlos Salazar me viene a la mente en cuanto pensé cómo sería esta peli. Sería Chris Evans…

Y Michael es tan… Michael es el chico que nos gusta a todas, es el chico del que Juno se enamora en la divertida película de Diablo Cody. Michael no es Carlos Salazar, pero es mejor en tantos sentidos que sería incapaz de describíroslo en pocas palabras. Por eso Michael se llama Michael porque lo interpretaría Michael Cera…

Y Belle, Belle sería interpretada por Drew Barrymore. Porque a veces esta actriz es preciosa, delicada y virginal y otra es un tren desenfrenado, es una locura, son caderas con ritmo y alcohol en las venas. Siempre me he visto como Drew Barrymore, tan fea a veces, tan guapa en otras… (eso sí para interpretar mi papel Drew tendría que teñirse de morena)

¿Y vosotros, cómo serían vuestras historias y quién os interpretaría?

El follamigo

26 Domingo Dic 2010

Posted by Belle in follamigo

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En esta vida sexual es un elemento fundamental. Un follamigo que no te cause problemas, un colega con el que echar un polvo cada ciento en viento, alguien que siempre esté cuando pueda ser y sea necesario.
La primera vez que tuve uno salía de una relación seria y me pareció maravilloso poder seguir disfrutando del sexo sin las complicaciones que requería quedar con alguien varias veces por semana, sí o sí, pasarlo mal por esta razón o la de más allá. Y por curioso que parezca aprendí más de sexo con el desconocido que pasó a ser mi amigo con derecho a roce que con el ex novio.
Me dio la impresión que yo era la única en todo el mundo que tenía un follamigo, una relación tan aprovechable en todos los sentidos… luego me di cuenta que dependía de la persona. Hay follamigos y follamigos, está el culto escritor, está el músico, el chistoso, el don juan, el silencioso… todos aportaban algo distinto y maravilloso. Pero por aquel entonces, con 18 años pensé que yo era la única que había descubierto las bentajas de una relación como aquella.
A finales del mismo verano, cuando mi follamigo de la época se marchó a Berlín a estudiar, conocí a un chico que se convertiría por excedencia en el follamigo de mi vida.
Se llama Carlos Salazar, y nunca es Carlos o Salazar, es todo junto, Carlos Salazar. Era uno de aquellos guapísimos chicos de mi barrio que yo admiraba de cría, que a medida que crecía más imposible me parecía: no nos movíamos por los mismos ambientes, ni conocíamos a la misma gente, ni siquiera nos solíamos ver demasiado por la calle. Pero un día, una noche de septiembre, sus amigos y él se acercaron a hablar con mis amigas y pensé que aquella era mi oportunidad. Así que sin pensármelo dos veces, acabé por entrarle. Y nos fuimos de la plaza del pueblo hacia las oscuras esquinas de nuestro barrio donde poder hablar más tranquilamente. Recuerdo que pensé que era la polla más ancha que había agarrado en mi vida. Y nos pasamos un mes quedando, tres veces al día, para ir a la uni, para volver de ella, para ir al bar por la tarde, me venía a buscar después de la autoescuela. Y un buen día todo paró. Y tres meses después siguió, unas cañas, unas risitas, y acabamos en la cama.
De los peores polvos de mi vida. Me esperaba tanto de él… Carlos Salazar, incluso el nombre me parecía mágico, tan misterioso como él. Después de aquel polvo de mala muerte no volvimos a liarnos durante casi un año entero, él se echó novia y yo seguí viviendo la vida loca, claro que nos veíamos más que antes y seguía siendo el mejor bailarín con el que me había encontrado hasta la fecha, pero todas sus novias fueron muy celosas, todas sabían quién era yo y hasta qué punto nuestra relación era tan especial y distinta. Y llegó otra Navidad en la que volvimos solos a casa y nos metíamos entre los parques para desnudarnos y mirar los cuerpos desnudos el uno del otro. Ni siquiera nos liábamos, era el placer de mirarnos. No, ninguna relación supera a la de mi follamigo Carlos Salazar. Él jugaba a fútbol y estaba (está) buenísimo. Buenísimo.
También tuvimos nuestras peleas, cuando me llamaba cuando su novia lo había dejado y estaba tan borracho que no podíamos follar. No es que me cabreara el hecho de que me llamara borracho y me contara sus penas, era que sabía que no íbamos a follar lo que me cabreaba.
Fuimos presentados a los novios cada uno del otro:
– Claudia, esta es Belle, Belle Claudia.
– Julen, Carlos Salazar, Carlos Salazar, Julen. Sí, mi follamigo.
Dejábamos claro que teniendo novio, no nos liaríamos. O éso les decíamos al resto.
A Carlos Salazar y a mí nos falta ese clik. Objetivamente hablando siempre he pensado que sería el hombre de mi vida, alguien que físicamente me parece increíble, me encanta su polla, su cuerpo y sus manos, ¡y qué labios! Pero falta el clik. Pero es la falta de ese clik lo que nos hace ser la pareja que somos, nos tenemos muchísimo cariño, pero somos incapaces de enamorarnos el uno del otro. A veces parece que sí, que si forzamos la relación podríamos conseguirlo, pero se intentó y no se consiguió. Estamos mejor así después de todo.
Carlos Salazar y yo volvimos a follar después de aquel fatal primer polvo y fueron increíbles, increíbles. Yo necesito llevar bastante con un chico para poder correrme, éso sí, cuando me corro, ya no paro, a cada corrida suya, habrá un orgasmo mío, garantizado. Y con él no me hace fatal, no necesito salir con él para disfrutar como si fuera mi novio.
Recuerdo una vez, cuando Carlos Salazar llevaba casi un año con la novia, (o sea que hacía un año que no echábamos un polvo) pensé que ya era hora de conocer a alguien con quien divertirme mientras mi follamigo por excelencia estuviera ocupado. Y fue entonces cuando un contrato así llegó a mis manos:

Era verano, fiestas del barrio y Carlos Salazar se acercó a mí con el mismo contrato en su mano y un lápiz en la otra. Nos reímos al darnos cuenta de que teníamos lo mismo. Y es una tontería, pero no quise firmarlo, yo había buscado al nuevo, al suplente para que lo firmara, Carlos Salazar se quedó allí plantado, con el lápiz en su mano mirando cómo yo ya tenía mi contrato firmado. No volvimos a hablar durante varios meses.
Pero siempre volvemos a la misma rutina y siempre por estas fechas, con o sin pareja acabamos echando un polvo Navideño. Lo más maravilloso es que siempre me sorprendo cada vez que nos volvemos a llamar y al de pocas horas conseguimos quedar.
Es la relación más larga que he tenido hasta la fecha, la más anormal, discontinua y maravillosa a su manera. No, nunca me he enamorado de él, pero ha estado allí cuando necesitaba ahogarme en un orgasmo cuando el alcohol no era suficientemente fuerte para olvidar al chico que me acababa de romper el corazón.
Carlos Salazar, si es que el nombre lo dice todo.

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